martes, 6 de agosto de 2019

La Mona - China


   Justo cuando iba a marcharme, después de contemplar la famosa obra de Leonardo, llegò esta joven asiática. Ocupó el sitio donde yo había estado y, sin dedicarle una sola mirada "al cuadro", comenzó, con distintas poses, a hacerse unos cuantos autorretratos. Terminado el acto de inmortalización, ojeó con rapidez las imágenes de su móvil y, por el mismo camino que llegó, se fue. Se fue con una ligera sonrisa; "ya está, ya puedo mostrar al mundo que he estado aquí", pensó. Unas semanas más tarde, al editar mis fotografías de Paris, y después de ver esta foto, pensé: yo también estuve allí.




Fotografía: Antonio Carro

3 comentarios:

  1. Somos demasiados esclavos de la tecnología y las redes sociales, llegamos al punto de estar en los sitios y no disfrutarlos, o no saborear la realidad para que nuestra memoria la guarde. Preferimos que se guarde en un soporte digital.

    Curiosa la historia.

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    1. Pues sí Antonio José. Es lo que hay. Vivimos en un tiempo en que el interés por inmortalizar y publicar en el momento, es más importante que, como tú dices, disfrutar de ese momento.

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